Hoy toca excursión en barquita hasta Muang Noing Neua, así que nos levantamos temprano para desayunar e ir hasta el «puerto».
Ahí alquilamos un bote privado para que nos lleve a ese pequeño pueblo, tardamos una hora aproximadamente (aunque si el bote fuera lleno, serían 90 minutos).
El viaje se hace placentero, disfrutando de las agradables vistas a la montaña junto al rio.
Una vez en el pueblo, visitamos uno de los templos budistas, donde nos ponen una pulsera merecedora de suerte y seguimos nuestro camino por el pueblecito rural.
Avanzamos por la calle del embarcadero durante 25 minutos, un calor sofocante y una humedad densa hacen el camino interminable.
Llegamos a un punto donde nos hacen pagar 10.000 kips (1 euro) para poder seguir y contemplar las pequeñas cuevas del lugar y el agua cristalina de su interior.
También paseamos por unos extensos arrozales, donde más que un estrecho camino, parecía un laberinto.
Nos remojamos los piés con el agua fresca y limpia que sale de las cuevas y seguimos el camino en busca de unos pueblos, aunque retrocedemos al ver que el calor sigue apretando y nos hemos quedado sin agua.
Al llegar de nuevo al pueblo, hemos tomado algo fresquito y hemos vuelto a coger la barquita hasta Nong Khiaw.
Descanso, ducha y, seguidamente un buen masaje con aceite para Helena y Saskia y, uno tradicional Laonés para mi.
Rápido se nos hace de noche, reservamos la actividad con tirolinas para mañana, vamos a buscar la ropa límpia y a cenar comida tradicional en Coco Restaurant, muy recomendable y un trato excelente!