Podríamos describir el día de hoy de muchas maneras posibles, empezando por horrible y acabando con «no lo quiero repetir más». Pero vamos a ponerle un poco de humor al asunto para empezar mañana con más ganas.

Escuchamos unas gotas de lluvia a las 5.40h de la mañana. Está lloviendo? Cogemos el móvil y vemos que un pequeño frente de lluvia está pasando por encima, pero apenas se nota. Ya estamos despiertas, aún es de noche, pero empezamos a prepararnos. Hace un poco de fresco (quien lo diría, ayer a las 18.00h estábamos a 40 grados…) así que nos ponemos el cortavientos y empezamos la etapa.

Hoy toca cruzar todos los Monegros. El camino empieza con una pronunciada pendiente. Como es primera hora de la mañana, nos la tomamos con ganas. Son 6km de subida, 3 de lo cuales al 8% y con alforjas y una bici que pesa una tonelada, podéis imaginar el ritmo que llevábamos…

Pero bueno, sigamos. Pedaleamos hasta Candasnos. Un pueblo muy pequeño pero que nos brinda un bocata de queso buenísimo. Estamos listas para seguir.

La siguiente parada debía ser en Bujaraloz, centro de los Monegros. 20 km nos separan, así que, nos vamos con lo puesto. Antes de llegar a Candasnos, ya habíamos notado que soplaba el viento, pero ahora era otra cosa. Viento en contra que nos impedía ir a más de 15 km/h. El viento me pone de mal humor, de muy mal humor.

Llegamos a Bujaraloz, hacemos algunas bromitas sobre el viento y seguimos pedaleando 19km más hasta un restaurante «Ventas Santa Lucía» . Paramos. Nos miramos. ¿Qué está pasando? Vamos a un ritmo súper lento y estamos esforzándonos muchísimo. Sabia que en esa zona sopla el viento del Cierzo, pero tenía entendido que era en semana Santa… En fin, vemos el mapa y decidimos hacer parada en Pina de Ebro. No podemos hacer tiradas de 20 km porque se hace insoportable.

Durante el camino, no hablamos. Solo pedaleamos intentando ganarle la batalla al viento. De verdad, era como una película a lo… «lo que el viento se llevó». Increíble.

Una vez en Pina, miramos el reloj y son pasadas las 13h. Nos tomamos un refresco y valoramos opciones. Vemos la predicción de mañana, por lo visto, va a seguir el viento. Pasado mañana bajará. Cogemos un tren? No hay. Tenemos que pedalear hasta Quinto o Fuentes de Ebro, son unos 10km y el próximo sale a la 20.30h…. Y un bus? Miramos horarios, llamamos para preguntar… Pero nada, como no se puede comprar billete directamente en el bus (por COVID19) no podemos entrar… Y tampoco nos dejan subir las bicis…

Cambio de plan. Vamos a comer un menú, aprovechamos a cargar móviles y pensar. Nos hinchamos más que nunca con el menú (fideuà, butifarra con salsa de setas y flam). Valoramos las opciones que nos quedan y, sin saber como, encontramos un hostal en fuentes de Ebro (bueno, bonito, barato). Aceptamos trato y pedaleamos a pleno sol (no sin antes un kilo de crema solar).

El camino transcurre paralelo a las vías del tren. Un camino de gravilla y piedra, cómodo pero con tal viento, insoportable. Tardamos alrededor de 90 minutos en hacer un recorrido de 11km. Para colmo, a la entrada del pueblo pincho la rueda delantera. Decido arraatrarla y cambiarla más tarde.

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Una vez en Fuentes, buscamos el hostal, nos aseamos y llevamos la ropa a la lavandera. Esperamos casi 1h a que esté limpia y seca. Pasamos por el supermercado para comprar fruta y algo para cenar.

Cuando llegamos al hostal, cambiamos la cámara y vemos que la válvula es de pitorro fino y no grueso, por lo tanto, mi mancha no puede hincharla. Preguntamos a vecinos, pero nadie tiene mancha. Mañana a las 8.30 abre un taller, así que tenemos excusa para no madrugar.

Nos vamos a dormir, estamos cansadisimas. Que más nos podía haber pasado?