Me levanto con 500 mosquitos tigre enganchados en la pared de la tienda. Los espanto un poco y empiezo con mi rutina diaria.

El pedaleo ha sido bastante fácil, todo el rato por el canal hasta encontrarme con Aurélien, quien se encontraba 25 km después de mi.

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Hemos pedaleado por el canal, parecía todo muy fácil hasta que el camino se ha desviado por unas preciosas carreteras, con verdes prados, vacas y ovejas. El paisaje era explendido, me recordaba a Asturias pero todo tan bonito y perfecto no podía ser pues han empezado algunas cuestas. Aunque nada que ver con las del verano pasado por el Norte de España. Pequeñas cuestas que hacían que cambiáramos de plato y piñón.

Cuando por fin ha acabado, hemos cogido un estupendo carril bici, entre sombras de los árboles que nos ha conducido hasta el canal que lleva directo a Digoin. Por el camino hemos parado para comer y descansar en una zona de picnic. El sol apretaba fuerte.

En Digoin tenía pensado dormir en el Camping pero tenía que desviarme bastante del camino así que he seguido por el canal con Aurélien y hemos acampado a los pocos km de pasar el pueblo.

Ya era tarde cuando hemos llegado, así que hemos plantado las tiendas, hemos leído un rato y hemos cenado. Pronto estábamos en nuestras respectivas tiendas, antes de que nos acribillaran los mosquitos.