Ayer, con la broma de las duchas, organizar todo y seguir hablando, nos fuimos a dormir tarde. Eran pasadas las 12 de la noche y el despertador iba a sonar a las 4’40. Hacemos silencio e intentamos dormir.

En nada, estamos en pie, legañas en los ojos y bostezos por doquier. Bajamos a la recepción donde nos espera un taxi que nos lleva hasta la zona de alquiler de botes. Ha costado bastante hacernos entender. Aquí casi no habla la gente en inglés y, en ocasiones, nos cuesta mucho comunicarnos. Finalmente, con una aplicación para traducir el idioma y señales como los indios, nos acabamos entendiendo (aunque no siempre…)

Llegamos a la zona del río y apalabramos un bote, no sin antes regatear el precio. Éste nos llevará hasta el mercado flotante de Caí Rang y alguna vueltecita por los canales circundantes.

Nos montamos al bote. Son las 5:30. Está empezando el amanecer y salen varios botes. Algunos son más grandes y rápidos. El nuestro es pequeño y más tradicional pero eso quiere decir que es lento.

Vamos contemplando el paisaje. El agua está bastante sucia y hay escombros. Posiblemente son del mercado y residuos varios contaminantes.

En 45 minutos llegamos al mercado. Los botes se acercan a los que llevan mercancías. Son vegetales y frutas. Pensábamos que veríamos más movimiento, más color, más vida… Pero no ha sido así. Hemos seguido el recorrido por un canal, con vegetación por los alrededores y casas hechas de madera, plástico o metal. El agua está aún más sucia y la cantidad de residuos nos causa tristeza.

Regresamos nuevamente por el mercado flotante hasta llegar a la zona del embarcadero donde pagamos y caminamos hasta un mercado de alimentos, damos una vuelta y paramos a desayunar algo.

Son pasadas las 9 de la mañana cuando estamos de vuelta al hotel para coger las cosas e ir en Grab hasta Rach Gia. Para nuestra sorpresa no conseguimos reservar uno y desde el hotel llaman a un taxi. Nos hubiera gustado ir en bus però el dia anterior se habían acabado todos los tickets y queríamos llegar un día antes a la isla en vez de estar en un pueblo que apenas tiene nada interesante (Sólo el puerto).

El taxi nos ha llevado unas 2 horas y poco. Por el camino ha diluviado. La carretera no estaba en muy mal estado pero había muchos pequeños puentes y había que ir aminorando la marcha contínuamente.

Una vez en la zona de ferrys, compramos los tickets y comemos algo antes de zarpar.
El ferry sale a las 13:45. Es bastante grande. Meten motos y tiene dos plantas. Los asientos están numerados. Hay aire condicionado, un wifi que a duras penas funciona y una televisión donde proyectan una película India que durará todo el trayecto. Nos dan una botella de agua y un papel húmedo.

Al principio todo iba bien pero pasados 30 minutos notamos que el barco da trompicones, acompañados de golpes que rebotan conta el furioso mar. Vamos bastante rápido pero hace bastante mala mar. Notamos el impacto del ferry con el agua. En numerosas ocasiones el impacto hace que el agua llegue hasta las ventanas del segundo piso. Esto será normal? (Pensamos). Lo que no sabíamos era que nos quedarían dos largas horas con este ajetreo y con el 60% de los pasajeros vomitando por doquier.

Bajamos del ferry de la muerte y tenemos problemas para encontrar taxi para 5. Finalmente un hombre bajito y muy amable nos ayuda llamando a uno e incluso llamando a nuestro hotel. Es nuestro salvador. A partir de ahora le llamaremos Sant Jordi.

El taxi nos deja a las puertas del hotel. Un estupendo recinto con Bungalows y piscina. La habitación es grande y amplia y tiene dos baños!!

Aunque el día no acompaña mucho y está a punto de anochecer, nos pegamos un baño, nos duchamos y nos vamos a cenar. Hoy hemos decidido cenar pizza así que hemos buscado una pizzeria y hemos cenado como reyes.

De vuelta a los bungalows, hemos estado charlando y reservando un vuelo de vuelta. La opción ferry + bus de 4+5  horas la hemos descartado y el precio no es elevado y ganamos tiempo.

Nos vamos a dormir, el día ha sido muy largo y necesitamos descansar.