Hoy, al despertarnos y recoger todo, hemos subido a la terraza del hostal donde nos han servido un bocata de tortilla francesa para desayunar y un te que ha hecho que se nos quemaran hasta los órganos.

Bajamos a por las motos y, tras hablar con el dueño del hostal nos ofrece la posibilidad de que vayamos con uno de sus «guías» y por lo tanto cojamos el pack de «todo incluido» (habitaciones, gasolina, comida…) Hacemos cálculos y tras regatear aceptamos. Vamos a pagar un poco más pero el chico que nos acompaña parece simpático y nos ha asegurado que nos va hacer fotos. Ya hemos sufrido la pérdida de Óskar, nuestro fotógrafo profesional, así que debemos llenar el vacío de alguna manera. Total, que nos vamos con el.

Salimos las tres motos. Cris y yo vamos juntas, al ritmo de la música, Sara nos sigue detrás y el guía va alternando posición entre delante y detrás.

Durante el recorrido de más de 180km , paramos en diferentes zonas con bonitas vistas. Cruzamos carreteras serpenteantes, subimos y bajamos colinas y nos hacemos fotos en cada parada. Incluso hemos subido a un mirador que le llaman «la puerta del cielo». Era bonito y se debían subir 160 escalones para llegar arriba.

A mitad del camino comemos en un restaurante donde nos sirven de todo (arroz, tortilla, tofu, sopa, espinacas, etc…) Y seguimos con la marcha. Una de las últimas paradas ha sido en un mirador donde había una enorme torre con una bandera de Vietnam gigante. Para llegar ahí hemos tenido que subir 400 escalones. Una buena manera de acabar el dia. Aparte estábamos casi en la frontera con China.

Luego ya hemos ido camino al hostal y tras ducharnos hemos bajado al comedor para cenar conjuntamente con otros guiris que hacen lo mismo que nosotras. La cena no nos ha acabado de gustar pero siempre podría haber sido peor, jeje…

A las 20:30 ya estábamos en la habitación, poniéndonos al día con las redes sociales y pronto a la cama, que mañana nos toca más moto (aunque no tanta como hoy)