Último día en Vietnam. Después de 42 días recorriendo Malasia y Vietnam, parece ser que ésta aventura ha llegado a su fin.

El pronóstico decía que hoy iba a llover a mares pero la realidad ha sido completamente diferente y, ¡Qué suerte! Así que tras recoger las cosas y dejarlas en la recepción, hemos desayunado y nos hemos propuesto visitar los últimos rincones que nos quedaban.

Hemos vuelto al mercado, pues ayer cuando llegamos ya estaba cerrado. Dentro, es un edifici de 3 plantas, de ropa, telas, zapatos y souvenires.

Seguidamente nos hemos acercado al puente Long Bien pero nos hemos dado cuenta que no era peatonal, así que hemos aprovechado para hacernos una foto en una parte del muro hecho con mosaico que tiene más de 4km de largo.

De ahí, hemos vuelto hacia la zona del panteón de Ho Chi Minh, dónde ya estuvimos ayer, para acercarnos a una tienda de café y visitar la pagoda Tran Quoc. Ésta, nos ha parecido más pequeña de lo que nos esperábamos.

No eran ni las 12 que ya estábamos sudando a mares y habíamos caminado más de 8 km… Así que hemos parado a tomar algo y descansar. Hemos seguido rumbo al centro, para acabar con las 4 compras de souvenirs que nos quedaban y, finalmente, yo he decidido ir a la peluquería para que me cortaran las puntas quemadas de estos días por Asia y cris se ha hecho un masaje de pies y pedicura!!.

Se ha hecho la hora de comer algo antes de ir al aeropuerto y, finalmente, nos hemos puesto las mochilas en la espalda, hemos ido a la parada de bus pero un taxi nos ha parado y por un precio similar al del bus nos ha dicho que nos llevaba. No nos lo hemos pensado demasiado. Antes de las 20:00 estábamos en el aeropuerto, haciendo cola para facturar.

No ha sido hasta las 23:30 que salíamos direccion a Seül (sí, en contra dirección a Barcelona…) Cris y Sara iban juntas y yo 15 asientos por delante suyo…

Tras 4 horas, llegamos a Seül para hacer una escala de unas 6 horas, donde hemos descansado en unas tumbonas y, cuando se ha hecho la hora, las 11:45 de Seül, hemos vuelto a embarcar. De nuevo, me toca sola, ahora ellas están 20 asientos por delante de mí. Nos esperan 12 horas de vuelo, con unas pelis que dejan bastante que desear y una comida peor que en otros vuelos que hemos cogido. Pero bueno, dentro de lo que cabe, comeremos y descansaremos antes de llegar a nuestra rutinaria realidad, soñando y pensando en cuál será nuestra próxima aventura.