5 de la mañana y suena el despertador. No hemos dormido ni 4 horas cuando salimos hacia el aeropuerto. Hoy hemos podido llegar caminando sin problema, cruzando carreteras de todo tipo. Una vez dentro, tocaba seguir caminando para ir a la zona de domestic flights. Unos pasillos enormes y pintados nos acompañan durante el recorrido.
No hemos tenido que facturar y con solo 20 min de retraso hemos salido.
Una vez en el aeropuerto hemos regateado para encontrar un precio justo hacia nuestro hostel y asi ha sido.
Hemos dejado las mochilas y hemos empezado a caminar en busca de la estación de tren donde hemos comprado los tickets hacia Surabaya para el viernes por la tarde. Podíamos escoger entre 1a o 3a clase pero nos ha parecido más aventurera provar esta última opción.
Luego, hemos recorrido toda la concurrida calle de Maliboro hasta llegar a ver el Palacio del Sultán (Kraton) donde se paga entrada y realmente no vale nada.
Seguidamente hemos ido al Castillo del agua (Taman Sari) también se paga entrada y tiene un parque interior con un piscinita y poco más.
Hemos comido por la zona y como estábamos muy cansadas (prácticamente llevábamos dos dias sin dormir) hemos ido a tumbarnos un rato al hostel. Hemos ido en lo que nosotras llamamos «carri-moto». Osea, una moto que delante tiene una cestita donde caben dos personas apretadas.
Por la tarde hemos alquilado una moto y hemos conducido durante 45 minutos para llegar al Pinus Pengger, un mirador a lo alto de una colina donde han construido diferentes figuras con madera hilada.
Como anécdota decir que hay tan pocos turistas occidentales que los propios turistas indonesios nos piden de hacernos fotos con ellos.
De vuelta, hemos parado a cenar algo y ya al hostel a descansar. Una ducha de agua fría (pq no tenemos caliente) y mañana a madrugar mucho que toca ir al templo de Borobudur para ver el amanecer.