00.15 y suena el despertador. Nos vestimos aún medio dormidas y salimos. Fuera Lutfi nos está esperando. Entramos dentro del coche y nos dirigimos hacia las faldas del volcan Ijen.
Por el camino empieza a llover, hace frío y tememos no poder ver nada. Por suerte, una vez en el pàrquing (1 hora más tarde) el cielo se despeja, dejandonos ver la infinidad de estrellas que hay en el cielo.
Lufti nos da las máscaras de gas para que, una vez arriba, no respiremos el aire toxico del volcán (ácido sulfúrico y clorhídrico). En seguida llega el guia que nos aconpañará hasta que lleguemos al cráter.
Son las 2 de la mañana cuando empezamos a caminar. Linterna en mano y empezamos la subida. Está lleno de occidentales y de turistas locales. Nuestro guía debe tener 50 años y, aunque no vamos excesivamente rápido, llevabamos un ritmo bueno y sin pausa.
Por el camino observamos una especie de carros que locales de ahí utilitzan para subir a los turistas. No nos podemos creer que la gente pague a estas pobres personas arrastrandolas hasta arriba…
En menos de 1 hora llegamos al mirador y empezamos a descender por un camino rocoso al interior del cráter. Hay tanta gente que la bajada se hace lenta y pausada. En ciertos momentos, cuando el aire cambiande dirección tenemos que ponerlos las mascaras para poder respirar bien.
Nos esperamos en una zona para poder ver el fuego azul que, si el gas no estaba muy presente se podia ver. Aunque en este momento de espera, entre el frío por estar quietas, y el gas que nos llegaba se nos hizo especialmente molesto. Tanto garganta como ojos se irritaban y nos costaba respirar hasta que nos cambiaron de zona, delante del lago y desde donde pudimos ver el amanecer y hacer muchisimas fotos. El lago era de agua caliente y durante el dia podía llegar a herbir, por eso no se puede bajar por las mañanas pues hay mucho más gas tóxico.
Más tarde, ya con la luz del día, pudimos ver como los mineros extraían el azufre que salia del volcan y lo cargaban en enormes cestas de entre 60-90 kg y que más tarde subirian hasta arriba para poder bajarlo al pueblo y venderlo. Nos contaron que hacen esto un minimo de 2 veces al día y que, en función del dinero que necesiten lo pueden llegar ha hacer hasta 4 veces. Su sueldo es muy precario y la esperanza de vida de uno de estos mineros es de 50-55 años.
Ya de vuelta, aun vimos a mucha gente subiendo y desgraciadamente a alguien montado en esos carros arrastrando a turistas sin escrúpulos.
Nos montamos al coche, nos despedimos del guía y fuimos al guesthouse para ducharnos. Todo nuestro cuerpo y ropa olía a azufre. Desayunamos y nos volvimos a ir en coche, esta vez con un nuevo guía y conductor. Sukamade nos esperaba.
Tras 3 horas de coche y una pequeña parada para comer algo, cambiamos a un Jeep. Nos adentrabamos a un parque natural (Meru Betiri).
Nos dejaron montarnos en el techo del Jeep y en la parte trasera. Fotos, videos y unas vistas increíbles del parque nos acompañaron durante 2 horas.
Cuando llegamos al homestay de sukamade habia muchos más occidentales. Todos ibamos a lo mismo. Ver la puesta de huevos y nacimiento de las tortugas verdes.
Nos dieron de cenar, nos dejaron tiempo para descansar y a las 8 p.m salíamos dirección a la playa. Una vez ahí nos estiramos a ver las estrellas mientras el ranger buscaba en que zona de la playa saldría la tortuga madre a poner sus huevos.
1 hora más tarde nos avisan de que ya había salido. Sin luces para no molestarla, caminamos 400 metros cercanos a la orilla hasta encontrarla. El ranger ilumina con su linterna el caparazon enorme de la tortuga (1 metro de ancho y largo) y observamos como va dejando caer sus huevos en el agujero que ha hecho previamente.
Finalmente saca 122 huevos que el ranger va recogiendo y sacando del agujero.
Nos hacemos una foto con la tortuga y más tarde, ésta, empieza a tirar arrena, queriendo enterrar los huevos.
Desde el parque nacional, sacan los huevos para que puedan nacer y luego los devuelven al mar. Si los dejan ahí, monos y águilas se los comerian sin tiempo ha haber nacido.
Nos volvemos por donde hemos venido y nos metemos en la cama. Hoy ha sido un día muy largo y estamos realmente cansadas.