Aunque son las 6.25 cuando abrimos los ojos, no es hasta las 7 que nos ponemos en pie. Recogemos las cosas, nos vestimos y tomamos unos pastas que el albergue ofrecia a los peregrinos.
7.20 ya estamos de camino. Es completamente de noche, a duras penas vemos nada pero preferimos no encender frontales para no romper el climax.
Hay muchas estrellas aunque, segun Jorge, en su pueblo (de Galicia) se ven muchas más. Conversamos acerca de los satélites y nos desviamos havia los incas, egipcios y otras historias.
Son las 8.30 cuando llegamos a Vilafranca. Nos esperan 12 km hasta el siguiente pueblo.
El camino es mucho más bonito que el resto de dias. Subidas y bajadas pero nada del otro mundo. Hojas otoñales en el suelo, piedras, árboles y rayos de luz. Éste es el ambiente que respiramos hoy.
Vamos solos así que jugamos a empezar palabras con la última letra de la palabra que haya dicho el otro. Un juego absurdo pero que nos entretiene durante casi 3 km.
Aparece Nicolas (el francés) pero va a muy buen ritmo y, enseguida nos adelanta.
Aparece el frío cuando llegamos a lo alto del puertito y la niebla se apodera de buena parte del camino.
Llegamos a San Juan de Ortega, pero todo está cerrado. Pequeño descanso para cambiar de calzado y seguir 3,6km más.
Ya en Ager, entramos en un bar donde comemos bocadillos y una tapa. Es tarde, casi las 13, no vamos a llegar a Burgos. Llevamos. 22.km i faltan otros 20 hasta el centro de la ciudad.
Decidimos caminar direccion Atapuerca, a ver si haciendo autoestop alguien nos lleva hasta Burgos. Tenemos suerte y así es. En burgos compramos los billetes para Logroño. Nos queda 1 hora para visitar la ciudad y comernos una tremendisima creep de Nutella.
2 horas de bus hasta Logroño y, entre parada y parada aparecen Ana y Jose, también regresan a casa.
Nos despedimos, ha sido un bonito viaje. Nos quedan 5 horas de coche y mañana a trabajar.
Nos queda en mente buscar otros dias para volver porqué al camino, siempre se vuelve.