4o y último dia en Budapest

Nos levantamos a las 8 de la mañana y miramos por la ventana. Fuera está todo nevado y, de hecho, sigue nevando. Tocará protegerse un poco más, hoy!

Dejamos las maletas en la recepción y salimos a coger el autobús que nos lleva al centro. Ahí, desayunamos en una gran cafetería un súper croissant de xocolate con chocolate caliente y nos alcimatamos antes de volver a salir.

Vamos camino al Parlamento a ver los zapatos de los judios que hay en la orilla del río (unas pqueñas escultura de más de 60 pares de apatos que representan el homicidio que se les hizo a algunos judios, matandolos con un tiro a la cabeza y arrojando sus cadaveres al río).

Por casualidad, preguntamos si quedan entradas para ver el Parlamento, puesto que ayer por la tarde, desde la página web oficial estaban agotadas. Tenemos mucha suerte pues, a las 11 hay un pase en español, así que compramos las entradas (7,5 euros) y hacemos la cola antes de entrar.

La visita es guiada, y nos paseamos por el Parlamento a la vez que nos van explicando algunas de las peculiaridades de lugar. Hay ceniceros para guardar los puros, pues antiguamente se podia fumar y los dejaban fuera del Congreso entre actos.

Tambiem vimos la corona de hora, la reliquia más importante del País.

El Parlamento es muy grande, puesto que antignuamente HUngria era 3 veces más grande que ahora, y se construyó pensando en todo su territorio.

Aunque la visita no está del todo mal, són escasos 40 minutos de explicación y,  segun nuestro punto de vista, por lo que pagamos tampoco merece tanto la pena.

Eso sí, hemos estado calentitas!
Salimos a eso de las 12, callejeamos por las calles comerciales y acabamos en un restaurante que está justo al lado del mercado central.

Ahí comemos nuestro último plato hungáro y volvemos a visitar el mercado, que, al ser sábado está casi todo cerrado.

Cogemos el tranvia y seguidamente el metro de la lína 2, la más antigua de la ciudad, para que nos lleve al parque donde fuímos el segundo dia a provar las termas. Por lo visto, no dejamos de ver un enrome castillo que le llaman «el Castillo de Drácula».

volvemos caminando al hostel, donde recogemos las maletas y nos direccionamos hasta el aeropuerto.
Toca volver a casa.

Ha sido un viaje corto, interesante y frío. Quizá en otra época del año lo habríamos disfrutado más

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