No podíamos tener un día más completo que el de hoy.
Tras levantarnos y recoger mochilas a las 7.30 de la mañana, nos acercamos a la estación de autobuses en busca de un billete hacia Matanzas. Nos dicen que el autobús de las 12.00h está completo pero que nos acerquemos a las 11.00 que siempre quedan plazas.
Buscamos donde desayunar pues en Varadero tienen prohibido ofrecer el desayuno en las casas y, después de comer un par de huevos y tostadas con jamón y queso, nos dirigimos al banco para sacar dinero. Hay mucha gente esperando y están reponiendo el cagero pues después de dos días sin reponer, estaba vacío.
De camino a la playa un buen hombre nos ofrece montar en su descapotable pero le decimos que no tenemos suficiente dinero y, tras negociar acabamos acordando que nos lleva hasta las cuevas Bellamar de Matanzas a las 12.00 con otro coche. Perfecto!
Son las 9.30h cuando entramos al agua. Galis de queda en la sombra leyendo. El sol a estas horas no es tan fuerte y el agua tiene una temperatura más fresca pero igual de buena. Y ahí nos quedamos hasta las 11.15h hablando de la vida y haciendo alguna que otra foto del lugar.
De vuelta a la casa donde hemos dormido, nos hemos pasado un agua y nos hemos despedido de la familia.
Una vez en el coche, acompañados del hijo pequeño del chófer, hemos puesto rumbo a Matanzas, parando antes en las cuevas más antiguas que se conocen a día de hoy, las cuevas Bellamar, con más de 300.000 años de historia.
Hemos visto un pequeño vídeo a 3D y luego, junto con otras 25 personas, hemos bajado a las cuevas. 153 escalones a 32 metros bajo tierra. Hemos observado las estalactitas, estalagmitas, los cristales que se forman y diferentes fuentes naturales. Es una cueva enorme y nosotros hemos podido ver la mitad (más o menos). Un chino, mientras trabajaba las descubrió y desde entonces se han hecho muy famosas y visitadas por todo el mundo.
Después de las cuevas, el chófer nos ha acompañado al centro de Matanzas y nos ha explicado donde debíamos ir luego para coger un transporte económico hacia la Habana.
Hemos comido en el centro y hemos callejeado por la calle principal. Matanzas es un pueblo grande y muy bien conservado. Con una gran bahía y unas preciosas vistas.
Hemos cogido un taxi compartido hasta la Habana por 20 CUC (los tres). 97 km nos separaban así que, después de todos los km en autobús y otros transportes, el recorrido se nos ha hecho corto.
Una vez en el centro de la Habana, un hombre nos ha guiado hasta una casa y hemos acabado quedando con el para que nos lleve a cenar por la noche. La casa está muy céntrica y la habitación es una de las mejores que hemos estado. Una buena ducha y hacia el centro.
Hemos paseado por el capitolio y por la calle Obispo (o si tienes tan poca memoria como yo, la calle del cura) y a las 20.30 volvíamos a la casa donde habíamos quedado con el señor.
Angel es un hombre de 58 años que se dedica a aparcar coches en el teatro Martí y, a la vez guia a turistas por la ciudad, según el, para que nos les timen… Es un buen hombre. Hemos conocido un poco a cerca de su vida y su historia y hemos comido en un sitio céntrico y económico. «Dios es amor» Bernaza 164 altos. Esta justo en una de las plazas del wifi y hay que subir por unas escaleras de un edificio que parece que va a derrumbarse en cualquier momento… Pero por todo lo demás, bien, jejeje…
Por la noche estábamos cansados y hemos regresado a la casa. Mañana ya es el último día, donde haremos algunas compras y a las 12.00 nos plantearemos en el aeropuerto. Galis se vuelve a Barcelona, Cris y yo volamos hacia Perú. Cambiamos de País, de gente y de clima.