Llegamos a Uyuni a las 5.30 de la mañana y, rápidamente, un montón de gente viene para ofrecernos tours o desayuno.Reclinamos las propuestas y nos acercamos a la calle principal donde entramos en un pequeño café y nos quedamos 2 horas en él.Hace un frío que pela, suerte que hay una pequeña estufa hecha con un invento atado a una bombona de butano. Podría explotar?Después del desayuno e intentar buscar alojamiento para Arica (Chile), salimos en busca de la oficina donde tenemos contratado el tour. Son pasadas las 8.30 de la mañana.Cuando la mujer abre el pequeño local, nos hace rellenar un documento y nos dice que el tour empieza a las 10.30. Así que nada, a pasear por el pequeño pueblo.A las 10.30 estamos puntuales y tras esperar varios minutos llega nuestro 4×4 juntamente con otros pasajeros. Nuestro guía se llama Roberto y, muy simpáticamente nos explica el recorrido que vamos ha hacer.La primera parada la hacemos al «cementerio» de trenes, donde encontramos gran variedad de ferralla y, donde al parecer, se ha hecho un lugar turístico.No íbamos a ser menos así que buscamos alguna parte de tren que esté en buen estado y hacemos fotos. Roberto nos cuenta que esos trenes transportaban minerales a Chile. A día de hoy, se sigue haciendo pero con una máquina más nueva y sigue pasando por las mismas vías de antaño.
La segunda parada es en un mercado artesanal local, donde nos dejan ahí durante más de 30 minutos para que compremos cualquier tontería.Como es de esperar y como buenas guiris que somos, aprovechamos para hacer alguna compra de recuerdos.De nuevo en el 4×4 y, a escasos minutos del mercado, entramos en el salar de Uyuni.Exactamente no se que esperábamos encontrar pero la primera impresión es que estamos en la nieve. Todo un paisaje completamente llano y blanco. Imposible pensar que todo aquello que estamos pisando es… Sal.
Hacemos fotos (muchas) y cuando menos nos lo esperamos, Roberto saca unos dinosaurios, una lata de cerveza y empieza ha hacernos un book la mar de gracioso.
Paramos a comer en el primer hotel de sal más alto del mundo. Roberto ha alquilado unas mesas dentro del hotel y nos ha plantado un pícnic la mar de bueno.
Seguimos la ruta hasta una isla de cactus. La gente paga por subir y fotografiarse. Es cierto que ese monton de tierra con cactus en medio del desierto de sal es bastante peculiar… Pero decidimos no pagar para ello y rodeamos la isla caminando.
Ya para acabar con el tour, nos montamos en el 4×4 y nos lleva a ver el atardecer donde, de nuevo, nos fotografiamos en la hermosa puesta de sol.
Acabamos en la terminal de autobuses comiendo sopa, arroz y pollo. Y a las 20.30h el bus nos espera para, de nuevo, pasar la noche en él. Suerte que podemos dormir en los buses!!!