Salimos de Logroño a las 7 y poco de la mañana. El camino transcurre paralelo al río y luego se adentra por unos caminos amplios de piedras que forman parte del itinerario del GR99. Hoy, a diferencia del resto de dias, no hace fresco por la mañana, pero se está bien.
Llegamos a Cenicero, dispuestas a desayunar, pero todo está cerrado. Decidimos seguir un poco más y acabamos parando en un área de servicio que se encuentra en la salida del pueblo.
El camino transcurre, ahora, por la nacional pero apenas hay tráfico. Un continuo sube y baja nos acompaña a lo largo del recorrido hasta Miranda de Ebro. Ahí, nos desviamos para tomar una carreterita que, en constante subida nos acompaña pasando por pequeños y diminutos pueblos. El calor empieza a apretar y las subidas también.
Hacemos una subida a un pueblo que se llama Igai y nos deja (casi) sin aliento. Suerte de las fuentes, nuestras aliadas.
Finalmemte llegamos a Pobes. Un bonito pueblo donde, por sorpresa, no tiene alojamiento. Llamamos a la piscina para pasar el día y refrescarnos, pero por lo visto no hay entradas. Decidimos parar en un bar para comer algo (no hay súper tampoco) y nos tomamos un par de Coca-Cola, bocata de lomo y patatas.
Intentamos descansar bajo la sombra, pero hace tremado calor. Volvemos a llamar a las piscinas. Parece ser que, de golpe, hay entradas. Nos acercamos, compramos un par y pasamos ahí el resto de la tarde. Por momentos se nubla y parece que vaya a diluviar pero el tiempo aguanta. Descansamos en la sombra, nos comemos un helado y nos bañamos.
Se acerca la noche así que acabamos en lo alto del pueblo, en el porche de la Iglesia. Un lugar resguardado del viento y de la posible lluvia. Preparamos todo el «chiringuito» con nuestras cosas, cenamos puré y patatas fritas (que ya teníamos, porque seremos deportistas, pero también somos unas gordis insanas) y nos vamos a dormir.