Budapest (4 días)

Empezamos nuevo año y con el empiezan los viajes.
2 de enero, nos vamos hacia Budapest!! Hace un par de meses que cogimos una oferta a través de atrápalo. 200 euros, avión y alojamiento para 3 noches.

El tren que nos lleva al aeropuerto sale temprano. Son exactamente las 7.21 de la mañana cuando lo cogemos y, antes de las 8, llegamos a la terminal 2 de Barcelona donde pasamos el control para ir a la puerta de embarque.

Justo en el control, unos húngaros nos comentan si podemos guiar a un chico hasta la puerta de embarque. Es joven, tiene 14 años y le toca volar solo. Hacemos de canguro por un rato del niño que nos saca 6 cabezas aproximadamente (es jugador del equipo nacional húngaro de Bàsquet).

El avión debía de salir a las 9.40 pero por tráfico aéreo nos hace retrasar la hora de salida a las 11.00. No obstante, sólo llegamos 35 minutos tarde a nuestro destino.

Una vez en el aeropuerto de Budapest, salimos en busca de las máquinas para comprar los billetes de transporte público. Obtamos por los tickets de 3 dias (72h) por 12 euros aproximadamente. Cojemos el bus número 200E, que nos lleva hasta una estación donde enlazamos con un metro y, finalmente, con otro bus que nos deja a media calle de nuestro hostel. Hemos tardado aproximadamente 60 minutos.

Hacemos el check in en Dominik Panzio, una especie de hostal remodelado. Antiguamente debía ser un convento. Tenemos una mini habitación privada con tres camas y calefacción a tope. El baño y duchas es compartido y lo tenemos fuera.

Ya son las 15.00, volvemos con el bus al centro y visitamos el mercado central de productos del país y comemos un goulash de ternera con pan (vamos, estofado sin patata y puesto dentro de un pan redondo).

Paseamos por dentro del mercado y, al salir, 16.30 ya es de noche. Hacemos unas fotos al puente verde (puente de la libertad). Paseamos al lado del río Danubio, el viento frío nos congela y decidimos callejear por la calle principal de tiendas y souvenirs. Cogemos un tranvia hasta el barrio judío donde callejeros y entramos a un ruin bar, un edificio entero abandonado y decorado con chatarra, muy original.

Cenamos en frente de la gran sinagoga judía (la 2a más grande del mundo), visitamos la Noria de la ciudad y ya vamos en busca del bus que nos deja en el hostel.

Ducha y calefacción a tope. Parece que está noche vamos a cocernos…

2o día

La noche ha sido muy calurosa, aunque era de esperar… Debemos de tener la habitación a 80 grados!!

Salimos a las. 8.30 cojemos el bus que nos deja en el centro y desayunamos en una panadería.

Hoy tenemos reservado un tour histórico de la ciudad así que antes de empezar, callejeamos por el centro. Parece que hoy hace más frío que ayer, unque en el sol se está bastante bien.

Entramos a la basílica de Sant Esteban (1 euro) y, al salir ya son casi las 10.30, hora en la que emieza el tour.

Somos muchos los españoles que esperamos, han salido 4 grupos de unas 30 personas. El tour es gratuito (free tour) y lo reservamos a través de Internet.

Nuestra guía es una chica húngara, llamada Guilia. Nos cuenta que en la básica se encuentra la segunda reliquia más importante de Hungría: la mano momificada de un rey. Su altura es justo la misma que el Parlamento, 96m. Se hizo así con la finalidad de dar a entender que ni la iglesia ni la política son superiores las unas a las otras. A su vez, ningún edificio puede ser más alto que estas dos edificaciones.

Como dato curioso nos explicó que el mejor futbolista húngaro de la historia, Pushas, es la única persona enterrada dentro.

Antiguamente los Húngaros no creían en ninguna religión, creían en las historias de brujas y no fue hasta que llegó el primer rei que impuso el cristianismo a la zona. Con la llegada de los turcos, se quiso establecer el islam i utilizaron las església en sinagogas.

Seguimos caminando hasta la fuente del Danubio. Ahí hay una escultura que representa el río Danubio y debajo hay otros dos dioses que representaban a otros ríos que habían pertenecido a Hungría.

De ahí pasamos al lateral del río Danubio en dirección al puente de las cadenas. Antes paramos a observar una pequeña estatua de una niña vestida de principito, está estatua que no tiene nada en particular es la primera estatua post comunismo que no tiene nada que ver con la política.

Pasamos el puente de las cadenas, con sus dos enormes leones protectores. Antiguamente, en invierno se podía pasar de un lado a otro por encima del río pues el hielo lo permitía. Ahora ya hace muchos años que no hace tanto frío (y ya es decir!!) y el río no se hiela.

Pasado el puente encontramos el km0 que simboliza el inicio de todas las carreteras y, en el suelo de dicho monumento hay señalizado el kilometraje hacia las diferentes ciudades importantes del pais. Vemos el funicular, el segundo más antiguo de Europa, pero nosotros decidimos subir hacia el castillo de Buda a pié.

Llegamos arriba justo en el cambio de guardia, son las 12 en punto. De ahí nos dirigimos a la iglesia de sant Matias y el bastión de los pescadores. En una muy bonita y turística. La iglesia por fuera tiene los azulejos típicos húngaros y desde el bastión de los pescadores podemos observar toda la ciudad de Pest.

Con frío y hambre bajamos a la zona de Pest a comer y acabamos en un buffet que se pagaba a peso. Callejeros un poco más y cogemos el autobús hasta el hostel. Hoy toca ir al balneario.

Aunque nuestro hostel no está céntrico, tenemos mucha suerte porqué llegan muchos buses al lado. A parte, el transporte público en Budapest es rápido y eficaz. No hemos esperado más de 3 minutos para coger cualquier tipo de transporte.

Cogemos los bañadores y toallas y nos dirigimos al deseado spa más grande de Europa. Nuestra primera impresión no es del todo buena. No nos indican bien hacia donde tenemos que ir, donde están los vestuarios, entrada, taquillas…. Tenemos que acceder a las piscinas interiores pasando antes por las exteriores, las instalaciones se ven antiguas… En los pasillos hay gente en bañador, descalzos y otros con ropa y calzado de calle. Un poco caos.

Conseguimos llegar a las piscinas interiores abarrotadas de gente. Son piscinas pequeñas a diferentes grados de temperatura. Hay tanta gente que nos cuesta meternos. El ambiente no acompaña.

Cuando nos decidimos salir a fuera, la cosa cambia. También hay mucha gente, pero las piscinas son más grandes y el agua se ve más limpia y caliente. Estamos a 0 grados y sale el valor del agua caliente. Es interesante el contraste de calor y frío.

Hay una piscina más grande pero solo destinada a nadar (con gorro) y otra donde, aparte de estar relajado hay una zona de corrientes bastante divertida.

Salimos del spa y observamos que muy cerca hay una pista de patinaje sobre hielo. 11 euros cuesta acceder y alquilar el material.

Acabamos cenando en un bar tranquilo y húngaro de la zona. Comemos una especie de canalón en pasta de crep y una sopa de fideos con pollo.

Volvemos a las 22 al hostel. Estamos cansadas y mañana nos toca más.

3r dia

Tercer día por Budapest. Nos levantamos a las 8 y optamos por el desayuno del hostel. Son 4 euros por persona pero el desayuno es bastante escueto. Mañana escogeremos otro lugar.

Nos abrigamos y cogemos un autobús que nos deja en las faldas de la colina de Gellért. Ahí, por un hermoso parque, caminamos por unos senderos señalizados con unas flechas (y no amarillas como las del camino de Santiago), poco a poco vamos pasando por miradores y una escultura en homenaje a personajes destacados y referentes de diferentes religiones del mundo.

Después de unos cuantos escalones llegamos a la cima, donde vemos una enorme escultura de una mujer cogiendo una enorme pluma. Hace referencia a la libertad de Budapest después de la II Guerra Mundial.

Bajamos de nuevo y cogemos el tranvia que nos deja en las faldas del monte Buda. Volvemos a visitar el lugar, hoy con más calma que ayer y entramos en la pequeña pastelería más antigua del mundo.

De bajada, visitamos los jardines del castillo de Buda, aunque mucho jardín tampoco vimos… Cruzamos el puente de las cadenas y nos acercamos al Parlamento. Hacemos fotos de los alrededores y cogemos información para acabar de decidir si mañana entramos o no a visitarlo porque nos ha parecido impresionante.

Comemos cerca del centro, en un pequeño restaurante de comida casera. Nos atienden rápido y la comida está deliciosa.

Hoy hace mucho frío así que, antes del tour que reservamos hace 3 días por el barrio judío, cogemos unos tes calientes para acabar de entrar en calor y nos dirigimos a la fuente Danubius, donde empieza el tour.

Este tour, privado, lo reservamos a través de la página de civitatis y nos costó 12 euros por persona. El tour lo hace un chico llamado Alejandro en lengua española.

El tour, como bien dice el guía, es como una montaña rusa. Tiene subidas y bajadas. Cosas tristes y cosas bonitas. De antemano ya sabíamos muchas cosas a cerca de los judíos y como acabaron después de II Guerra Mundial. El tour, aparte de enseñarnos edificios históricos, el trozo de muralla que queda del gueto y las tres sinagogas, pretende hacer llegar a los turistas la realidad en la que vivían.

Hungría abrió la puerta a los alemanes el 19 de marzo de 1944 y durante 10 meses todos los judíos estuvieron luchando por su vida. Por no ser fusilados, deportados a campos de concentración o a cámaras de gas.

Llegaron a matar a 500.000 judíos, dejando solos a miles de niños en el país. Muchos de estos niños fueron “salvados” por diferentes personajes que, gracias a su enorme corazón, carisma y valentía, consiguieron lugares de acogida para los niños y pasaportes para personas y familias enteras. A día de hoy aún hay esculturas o murales en las paredes de Budapest que hacen referencia a los “justos entre las naciones”. Esas personas que salvaron a miles de personas poniendo en riesgo sus vidas y las de sus propias familias, algunos de estos fueron Angel Sanz Briz (español), Carl Lutz (Suizo) y Giorgio Perlasca (Italiano)

Un tour que marca una época fría y oscura pero que deja huella en Budapest, mostrando su barrio como uno de los más bonitos para pasear, cenar y tomar algo en los bares ruin de sus calles.

Acabamos el tour en el szimpla, donde entramos en calor después de más de 2 largas horas callejeando por el barrio judío.

Más tarde, cogemos el tranvia y autobús que nos dejan en el hostel donde descansamos antes de ir a cenar.

Acabamos en un bar italiano (puesto que al húngaro que íbamos a ir estaba completo). Antes de entrar empiezan a caer unos pequeños copos de nieve que, más tarde dejan una fina manta blanca por toda la ciudad.

Regresamos al hostel a recoger y descansar. Mañana ya és nuestro último día.

4o y ultimo dia

Nos levantamos a las 8 de la mañana y miramos por la ventana. Fuera está todo nevado y, de hecho, sigue nevando. Tocará protegerse un poco más, hoy!

Dejamos las maletas en la recepción y salimos a coger el autobús que nos lleva al centro. Ahí, desayunamos en una gran cafetería un súper croissant de xocolate con chocolate caliente y nos alcimatamos antes de volver a salir.

Vamos camino al Parlamento a ver los zapatos de los judios que hay en la orilla del río (unas pqueñas escultura de más de 60 pares de apatos que representan el homicidio que se les hizo a algunos judios, matandolos con un tiro a la cabeza y arrojando sus cadaveres al río).

Por casualidad, preguntamos si quedan entradas para ver el Parlamento, puesto que ayer por la tarde, desde la página web oficial estaban agotadas. Tenemos mucha suerte pues, a las 11 hay un pase en español, así que compramos las entradas (7,5 euros) y hacemos la cola antes de entrar.

La visita es guiada, y nos paseamos por el Parlamento a la vez que nos van explicando algunas de las peculiaridades de lugar. Hay ceniceros para guardar los puros, pues antiguamente se podia fumar y los dejaban fuera del Congreso entre actos.

Tambiem vimos la corona de hora, la reliquia más importante del País.

El Parlamento es muy grande, puesto que antignuamente HUngria era 3 veces más grande que ahora, y se construyó pensando en todo su territorio.

Aunque la visita no está del todo mal, són escasos 40 minutos de explicación y,  segun nuestro punto de vista, por lo que pagamos tampoco merece tanto la pena.

Eso sí, hemos estado calentitas!
Salimos a eso de las 12, callejeamos por las calles comerciales y acabamos en un restaurante que está justo al lado del mercado central.

Ahí comemos nuestro último plato hungáro y volvemos a visitar el mercado, que, al ser sábado está casi todo cerrado.

Cogemos el tranvia y seguidamente el metro de la lína 2, la más antigua de la ciudad, para que nos lleve al parque donde fuímos el segundo dia a provar las termas. Por lo visto, no dejamos de ver un enrome castillo que le llaman “el Castillo de Drácula”.

volvemos caminando al hostel, donde recogemos las maletas y nos direccionamos hasta el aeropuerto.
Toca volver a casa.

Ha sido un viaje corto, interesante y frío. Quizá en otra época del año lo habríamos disfrutado más