Viernes, última hora de la tarde. Estamos con ganas y ilusión para conquistar todo lo que nos propongamos. Como es costumbre, cogemos el tren que nos llevará a Ribes de Freser. 2 hora y media de trayecto. Bajamos a la estación. 1 grado positivo y el cielo oscuro.
Son las 9 de la noche así que, antes de empezar nuestra pequeña aventura, decidimos parar en el bar del pueblo ha hacernos unos bocadillos antes de empezar la subida.
Empezamos el camino, justo saliendo de la estación de tren a mano izquierda. Una carretera con un cartel que pone «Campellas». Hacía ahí tenemos que llegar. La carretera hace subida, nos ponemos los frontales y empezamos a caminar sin gran esfuerzo. Hace frío pero al caminar y al ir cargados con las mochilas lo notamos poco.
Llegamos al pueblo a eso de las 12 de la noche. hay pocas luces iluminadas pero sabemos bien el camino. debemos encontrar una pista forestal, que está cerca del cementerio. Esta nos llevará al refugio libre y no guardado Pla de Prats. Seguimos la ruta, sin dejar la pista en ningún momento. La pista es ancha y, a los pocos metros empezamos a encontrar capas de nieve. Seguimos caminando, hablando sobre a qué hora nos levantaremos la mañana siguiente para hacer la cima. Tenemos el mapa del recorrido marcado y sabemos que no hay mucho tramo hasta arriba, así que tampoco es del todo necesario madrugar.
Llevamos un buen ritmo, así que en 1 hora llegamos al refugio. Está lleno de gente, casi no podemos ni entrar. Apartamos las mochilas de algunos excursionistas y nos acomodamos como podemos para poder descansar un poco. Hace mucho frío pero estamos bien acurrucados unos con otros. Enseguida se hace de día, los excursionistas se van temprano. Nosotros, con calma, desayunamos y recogemos nuestras cosas; de pronto unos copos de nieve empiezan a caer, cada vez más y más. Toda la explanada de en frente del refugio se empieza a llenar de nieve, increible como el paisaje cambia tan rápidamente y se convierte en un lugar tan blanco y bello.
Decidimos ponernos las pilas y salir del refugio. Si el temporal seguía igual, no podríamos llegar a la cima. Cada vez nueva más, seguimos la pista dirección a la cima, cuesta caminar por la pista, abriendo camino y con mucho frío, pero sin miedo, seguimos avanzando.
Llegamos al refugio Pla de Prats II, un refugio muy pequeñito pero donde cabemos los 4 sin ningún tipo de problema. Hay un poco de ventisca pero decidimos seguir subiendo. Ya hemos llegado hasta aquí y estamos preparados. El viento es una gran molestia para nosotros y la nieve no ayuda en la ascensión, pero seguimos adelante, intentando superar los problemas que nos van apareciendo.
Finalmente llegamos arriba, o al menos, lo más arriba que pudimos llegar antes de salir volando. Nos hacemos unas cuantas fotografías y volvemos a bajar hacia el segundo refugio, donde esperamos a que amaine un poco el temporal y comemos un poco.
Por la tarde seguimos caminando, la pista, aunque esté nevada, está muy bien así que disfrutamos del paisaje y de nuestro entorno. En medio del camino decidimos parar, así que plantamos una tienda y entramos todos ha jugar a las cartas y ha hacer la cena antes de que oscurezca. Enseguida nos ponemos a dormir. Ha sido un día duro y frío y mañana todavía nos toca llegar hasta Planoles.
La mañana siguiente, aun envueltos de nieve, nos levantamos, desayunamos con tranquilidad, recogemos todo y bajamos por a pista a la vez que nos metemos por medio del bosque, arrastrando un tronco que nos servirá para decorar nuestro árbol de Navidad y hacer cagar los regalos a los más pequeños (tradición catalana).
Enseguida llegamos a la estación de tren de Planoles, que nos llevará de vuelta a casa y dejará en el recuerdo otra salida más con recuerdos para no olvidar.
El mundo a nuestros pies 