El desayuno lo servían a las 8.30h pero entre duchas con agua fría y organizarnos la maleta empezamos a las 9h y enseguida salimos para aprovechar la mañana antes de irnos a Asilah.
El desayuno es el típico de todos los Riads. Leche, zumo, pan, tortitas típicas marroquís con queso y mermelada y té.
Seguíamos encantados con el pueblo, no queríamos irnos de aquí y aunque el conductor y el guía nos ofrecieron comer al lado de unas cascadas (no estaban de camino) antes de llegar a Asilah, preferimos quedarnos más tiempo en el pueblo y quedarnos a comer.
Después de comer fuimos directos al pueblo costero de Asilah. Al llegar nos esperaba la mujer del Riad. Es una madrileña amable que nos dio un mapa y nos explicó lo más importante de ver. Lo más famoso es el puerto y la medina que es muy pequeña.
Lo primero que hicimos fueron unas fotos en el Puerto. Poco a poco estaba bajando el sol y aprovechamos para hacer algunas fotos.
Después, antes de quedarnos sin luz decidimos recorremos toda la Medina.
Las casas son blancas con algunos toques de azul para darle un toque marinero. Además algunas fachadas te sorprenden con grafitis/murales que le dan un toque diferente pero acertado! Nos pareció un pueblo bonito también. Se respiraba mucha paz.
Para cenar vamos a un restaurante regentado por un español (La Place) pero con trabajadores marroquíes, escogimos este sitio porque junto con otro español (Casa Pepe) son los únicos que venden alcohol y a los chicos les apetecía una cerveza. Además también pudimos pedir otro capricho que hasta el momento no habíamos comido en condiciones, pescado!!
Después junto con el guía y el chofer vamos a una especie de pub, para tomar un té. El sitio era bastante chulo, la decoración era entre cosas relacionadas en el mar y algún que otro fósil. Todavía nos sorprende el coincidir en cafés o pub con jóvenes locales y que ellos queden para charlar mientras toman un té, y no una cerveza (tienen prohibido el alcohol) como haríamos en España.